Esclerosis Múltiple

La esclerosis múltiple (EM), es una enfermedad inflamatoria, autoinmune y crónica que, de forma adquirida, afecta a la conducción de las vías nerviosas, debido a una desmielinización de las mismas, provocando un enlentecimiento e incluso un bloqueo en la transmisión de los impulsos. 

Se trata de una enfermedad muy variable. Existen diferentes formas de presentación, entre las que se encuentran, la remitente- recurrente o la primaria progresiva. La gravedad de la sintomatología o las limitaciones que pueda provocar en el individuo, dependerán de las áreas del sistema nervioso que se vea afectadas y del tipo de manifestación de la enfermedad. 

La esclerosis múltiple, también es conocida como la enfermedad de las mil caras ya que existe una gran variabilidad de síntomas como la fatiga, el deterioro de la visión, la disminución de la coordinación o las alteraciones cognitivas, que varían en función de la persona y de la forma de presentación de la enfermedad. El diagnóstico definitivo es difícil, ya que se hace a través de pruebas médicas que descartan otras enfermedades y, aunque la causa es desconocida, se sabe que existe una predisposición genética.

Como se ha comentado con anterioridad, no existe una EM típica. Mientras que algunos de estos síntomas son evidentes como la falta de movimiento, otros como las alteraciones de la memoria, del lenguaje, de la atención o las alteraciones sensitivas, suelen ser síntomas ocultos o poco visibles, por lo que se les da menos importancia de la que realmente tienen.

La EM requiere una combinación de tratamientos farmacológicos y terapéuticos, elegidos en función de las necesidades del paciente. Aunque, en la actualidad, la EM no tiene cura, sí pueden llevarse a cabo, a través de la neurorrehabilitación, abordajes que mejoren la sintomatología y la calidad de vida.